LAS FIGUS DEL MUNDIAL

Hace un mes salieron a la venta el álbum del Mundial y las correspondientes figuritas, para que grandes y chicos se vuelvan locos con las caras de los supuestos planteles que irán a la Copa.
Las 32 Selecciones, más algunas leyendas de todos los tiempos conformarán la galería de imágenes que la empresa Panini lanza en toda Latinoamérica.
¿Quién no se ha copado con las figuritas del Mundial?... ¿quién no ha intercambiado adhesivos con su vecino, con sus compañeros de colegio, amigos y hasta desconocidos?.
Lo puntual es que la colección de figus trasciende las fronteras de la edad y algunos mayores se suman a la "Fiebre Rusia".
Fernando tiene 29 años y hasta se tomó el trabajo de comprar álbumes desde México´70 en adelante a viejos coleccionistas. Cuando estalló la fiebre de Francia ´98, el joven capitalino optó por coleccionar las figuritas y desde entonces "es un ritual", como él mismo dice.
"Tengo figuritas repetidas del 94, que me han regalado, 2002, 2006, 2010 y 2014 y los álbumes, obviamente. Soy tan fanático qur fui al mayorista a comprarme de a 100 los paquetes, porque quería llenar sí o sí el álbum. Es una rutina obligatoria cada cuatro años, una ceremonia, es sin duda algo hermoso sentarse con los amigos o los compañeros de trabajo a intercambiar y pegar figus".
Por su parte, Javier ya pasó los 30 pero la pasión por las figuritas sigue intacta y se la trasmite a todos. Hasta su sentimiento es profundo:"El vicio vuelve cada cuatro años y me recuerda a mi niñez, esa que me hacía ir cada vez que tenía unas monedas al kiosco de Giusseppe, el Tano que quedaba cerca de la casa de mis abuelos. Pocas cosas me generaban más ansiedad que esperar a mi viejo cuando sabía que venía con paquetes para abrir. Sé que no soy un nene, pero la verdad que siempre que pueda cumpliré con la tradición. Solo en 2002 y 2010, años en los que no tenía un peso, no pude juntarlo".
Lo cierto es que las figus despiertan el ingenio de granes y chicos para conseguir "las difíciles" y "cambiar las repetidas". Y hay congregaciones de interesados canjeando los fines de semana en Parque Centenario, donde el folklores de los abuelos, los nietos, los adolescentes y hasta las mujeres que van por las figus de sus hijos es una atmósfer agradable y familiar.


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